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Crítica:TOROS

La conmoción es José Tomás

No es sólo su toreo, dramático, épico y portentoso, sino su forma de estar en la plaza, su forma de andar y salir de la cara del toro, las pausas, los desplantes... Todo desprende una personalidad arrolladora que deslumbra y conmociona. Así fue, al menos ayer en Málaga, ese fenómeno llamado José Tomás, a quien volteó el toro. Pero el torero se levantó maltrecho, con la boca ensangrentada, tomó la espada y, después de un pinchazo, dejó una estocada en todo lo alto que le valió una oreja.

Finito de Córdoba fue el torero frío, precavido y con gusto de tantas tardes. Le costó un mundo intentar levantar el vuelo ante su noble primero y no lo consiguió. Cuatro derechazos y dos naturales en el contexto de una faena larga e inconexa. Tiró líneas ante el soso quinto y pasó inadvertido. Lo intentó de verdad Salvador Cortés, pero su primero, de exquisita nobleza, no brilló como se esperaba, y se la jugó sinceramente ante el violento sexto.

Cuvillo / Finito, Tomás, Cortés

Cuatro toros de Núñez del Cuvillo, justos de presentación, blandos y nobles; y dos de Gavira: el 3º, chico, inválido y noble, y el 4º, muy soso. Finito de Córdoba: estocada baja (ovación); dos pinchazos, casi entera y descabello (silencio). José Tomás: estocada atravesada (oreja); pinchazo y estocada (oreja). Salvador Cortés: bajonazo -aviso- (ovación); media baja (ovación). Plaza de la Malagueta. Undécima corrida de feria. Lleno.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 19 de agosto de 2007