Señala acertadamente EL PAÍS en su editorial Catástrofe en Perú (sábado 18 de agosto) que "es elogiable que la respuesta mundial suela ser inmediata y generosa después de una catástrofe, pero son más las veces que al final la ayuda no llega, se solapa o se pierde por mala coordinación".
Por ello, aunque debemos saludar y sumarnos a las campañas promovidas por Intermón, Cruz Roja y otras ONG, es preciso reivindicar la existencia de un seguro mundial contra las catástrofes (naturales o no), que ponga fin a la vergüenza que supone la lentitud y precariedad de la ayuda internacional, mientras disponemos de costosísimos sistemas militares de intervención ultrarrápida. También eso ha de formar parte de la construcción de un futuro sostenible.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 21 de agosto de 2007