Setenta días después de que el 5 de junio ETA diese oficialmente por liquidado su alto el fuego, la banda terrorista hizo estallar ayer una furgoneta cargada con entre 80 y 100 kilos de explosivo junto a la casa cuartel de la Guardia Civil de Durango (Vizcaya). La explosión causó cuantiosos daños materiales en la sede del instituto armado, donde residen 10 familias, y en varios bloques vecinos. Sólo dos agentes, que se acercaron a observar la Citroën C-15 que dos encapuchados habían abandonado poco antes, sufrieron heridas leves, de las que recibieron el alta a media mañana. Acción Nacionalista Vasca rechazó condenar el ataque.
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El atentado de ayer vino precedido por cuatro intentos de la banda frustrados por las fuerzas de seguridad españolas o francesas. El vehículo en el que huyeron los terroristas, un Seat Ibiza que quemaron en Amorebieta, fue alquilado el 14 de mayo en el Algarve y recogido en Oporto, lo que confirma las sospechas de que la banda terrorista dispone de infraestructura en Portugal, adonde Interior enviará el lunes un equipo de agentes.
El Ayuntamiento de Durango aprobó ayer un comunicado de condena del atentado. Los concejales de Acción Nacionalista Vasca (ANV) rechazaron secundarlo alegando que el ataque era "una consecuencia del conflicto". La vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega afirmó que la negativa a condenar un atentado no es suficiente para ilegalizar un partido político.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 25 de agosto de 2007