De la casta del gatopardo

La monastrell es una uva tan clásica, que puede vivir a caballo entre dos épocas sin sufrir, pero los hombres no. El elaborador de este tinto tan especial y exquisito, Felipe Gutiérrez de la Vega, es, como el Príncipe de Salinas al que dedica este vino, un hombre que no es de esta época, pertenece al mundo de los leones y gatopardos que reinaron en los tiempos antiguos. Sin duda hubiese sido un ideal hombre de la Ilustración. Hubiese sido un buen marino ilustrado como Cook, o un botánico práctico como Banks. Pero los tiempos cambian, y aunque todo debe cambiar para que todo siga igual, nada sucede en vano y de ahí la dificultad de encajar en el mundo nuevo. Gracias a eso, podemos degustar y disfrutar de este singular monastrell clásico, que tiene 15º como los Alicante de toda la vida, y que los que hemos tenido la histórica oportunidad de beber, recordamos con nostalgia antes de estos tiempos de cambio. Príncipe de Salinas es un tinto del 2003 que permaneció 12 meses en barrica para domar las puntas de este recio vino y mantener las frutas maduras como el higo, la grosella y la mora silvestre. El resultado, majestuoso, elegante, abocado, de bouquet pleno de especies y voluptuoso aroma tostado. La monastrell con las que Felipe elabora este vino es de cepas viejas y uvas maduras, y se cultiva en la partida de Salinas, entre Monover y Sax, territorio de monastrell puro. Esta bodega familiar, que ama y mima el vino con su príncipe al frente, ha creado tantas y tan buenas cosas (el Casta Diva cosecha miel, los tintos Viña Ulises, Rojo y Negro) que uno no puede mas que estimarlos por ello y por ser los vinateros más creativos de nuestro país. Príncipe de Salinas monastrell 2003 durará mucho, es un tinto longevo y dejara poso como todo en la vida, así lo dice Felipe, su creador, que con su bodega, su familia y sus vinos son la sal de la tierra. El vino está dedicado también al escritor Giussepi Tomaso, príncipe de Lampedusa y Duque Palma, pues Felipe ha dedicado sus vinos a quienes le han inspirado.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 26 de agosto de 2007