Voces en el légamo
Cuando William Faulkner era ya una gran figura y John Kennedy coleccionaba esta clase de piezas con que adornar algunas de sus cenas privadas, el escritor recibió una invitación del presidente para una de ellas en la Casa Blanca. Por su mesa habían pasado ya los grandes Norman Mailer, Saul Bellow, Arthur Miller y los Sinatras de costumbre.