Hace unos días, en La Herrera (Albacete), 300 inmigrantes rumanos abandonaban el campamento que habían instalado, tras la llegada de una treintena de guardias civiles. En Llanos del Caudillo (Ciudad Real) se ha repetido lo mismo, pues había 350 inmigrantes rumanos, en un pueblo de poco más de 700 habitantes. El alcalde de Llanos, Santiago Sánchez Morena, había interpuesto una denuncia ante la fiscalía de Ciudad Real. Así, se lamentaba de la "delicada situación" y pedía "medidas serias" para expulsarlos. El alcalde aseguraba que no todos los inmigrantes asentados vienen a trabajar. Pero el problema es que desde que se asentaron los 350 inmigrantes, los vecinos no vivían tranquilos: tres robos en viviendas y desaparición de material de trabajo. Pues por fin han abandonado el asentamiento, y de 350 se ha pasado a 40 inmigrantes, para la tranquilidad de los habitantes de esta localidad manchega.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 30 de agosto de 2007