Esta mañana me he levantado pensando en cenar tortilla. Como no tenía huevos en casa, al salir del trabajo he ido a comprar dos. De toda la vida los huevos se venden de seis en seis, así que me he traído media docena a casa, lógicamente con la intención de guardar varios para la siguiente tortilla o revuelto. Pues no se lo van a creer: al comerme la tortilla, ¡han desaparecido los 4 huevos sobrantes! He preguntado en la tienda y me han dicho que es normal, que todos los huevos deben ir en la misma tortilla, o si no, simplemente me quedo sin los que no cocine. ¿Les parece absurdo?
Pues imagínense que en lugar de huevos y tortillas hablásemos de minutos y llamadas telefónicas, y verán cómo se ajusta a la realidad, a pesar de que haya una ley que intenta corregir esto. Por cierto: me han ofrecido como alternativa un suministro ilimitado de huevos por un precio fijo al mes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 2 de septiembre de 2007