Visto lo visto, más nos valdría revisar a fondo algunos planteamientos sobre la conducción, más allá de la simple concienciación sobre el insostenible reguero de muertos y heridos graves que sigue causando el tráfico en nuestro país. Carné con puntos, nuevo Código Penal, campañas de la DGT... Sí, perfecto, pero no es suficiente. Aunque ¿qué puede hacer una campaña de la DGT ante la avalancha de anuncios, eventos y espectáculos promocionales que lanza la potente industria del automóvil (alonsomanías, carreras de motos, rallies y ese largo etcétera que algunos se entestan en auparlos a la categoría de deporte y que tienen como epicentro la velocidad? La realidad nos dice que la campaña de la DGT más bien puede hacer poco.
Tal vez los responsables de Tráfico podrían aumentar las exigencias a las personas que obtienen el carné de conducir. Hace 30 años que tengo carné y, excepto el precio, muy poco han cambiado los requerimientos para conseguir el permiso. Sólo en mi circulo de conocidos podría señalar unas cuantas personas que jamás debieran haber conseguido el carné. Les hubieran hecho un gran favor, a ellos y a los demás. No crean que hablo sólo de velocidad, sencillamente conducen mal, son incapaces de concentrarse, conducir les supera. No está hecho para ellos y son un peligro en la carretera. Pese a todo, tienen el carné, y alguno de ellos conduce.
Pienso que ya es hora de exigir que un carné sea una cosa más seria que realizar un triste examen y que las campañas y promociones de las empresas automovilísticas comiencen a poner el acento más en la responsabilidad que en la diversión.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 2 de septiembre de 2007