Armar el rechazo social contra la violencia de género exige muchas piezas. Una de ellas puede ser el humor gráfico. Aunque, en general, las viñetas que desde ayer ocupan el vestíbulo de la Estación del Norte desprendan más negrura que otra cosa. Por una vida sin malos tratos, una exposición itinerante del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales y la Universidad de Alcalá de Henares, reúne 107 obras de otros tantos dibujantes españoles, latinoamericanos y europeos y fueron publicadas sobre todo en prensa.
Algunas viñetas utilizan la ironía -un padre regaña a su hijo por haber pegado a su hermana; el niño responde: "sólo jugábamos a papás y mamás"-; otras, la crudeza y otras un sarcasmo lamentablemente real ("Acabo de pegarle 70 puñaladas a mi mujer", comenta un tipo apoyado en la barra de un bar; "Una más y te acusan de ensañamiento", le responde su interlocutor).
Los dibujos -réplicas de los originales, que podrían resultar dañados por el humo y la luz de la estación, dijo el comisario de la exposición- cuelgan de planchas de madera diseñadas para parecer puertas. El objetivo, dijo el delegado del Gobierno, Antoni Bernabé, era transmitir a los espectadores la necesidad de que los esta "lacra" salga del ámbito familiar antes de que se consume la tragedia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 6 de septiembre de 2007