Las autoridades alemanas buscan entre siete y 10 sospechosos de haber participado en la organización del atentado terrorista frustrado el pasado martes, cuando durante una amplia operación policial, las fuerzas del orden detuvieron a tres hombres acusados de preparar bombas de grandes dimensiones con las que atentar contra objetivos en Alemania. Los detenidos formaban una célula del grupo terrorista Unión de la Yihad Islámica.
Uno de ellos, Adem Y., tiene nacionalidad turca. Los otros, identificados como Fritz Martin G. y Daniel Martin S., son alemanes conversos al islam. Esta circunstancia y los 700 kilos de material para la fabricación de explosivos de los que se incautó la policía han causado una fuerte impresión en el país, y la consiguiente intensificación de los debates sobre la seguridad interna. Los detenidos pretendían atentar contra el aeropuerto de Francfort y las bases militares de EE UU en Alemania.
El ministro del Interior, el democristiano Wolfgang Schäuble (CDU), y otros compañeros de partido pidieron a sus socios socialdemócratas que den luz verde al controvertido plan ministerial de permitir el registro "en línea" de ordenadores personales sin autorización judicial previa. Los democristianos pretenden además introducir un nuevo artículo en el código penal para castigar la preparación de actividades terroristas. Entre ella, la asistencia a un campo de entrenamiento internacional como los que los acusados visitaron el año pasado en Pakistán.
El socialcristiano ministro del Interior del Estado federado de Baviera, Günther Beckstein (CSU), razonó en una entrevista que los conversos tienden "claramente a fanatizarse especialmente para demostrar que son dignos de su nueva religión". Según el Archivo del Islam en Soest, entre 2005 y 2006 creció en Alemania el número de conversos de unos mil a unos 4.000. No hay cifras exactas. De los 3,3 millones de musulmanes más o menos creyentes que hay en el país, 18.000 son de origen alemán.
Ahora empieza a cocinarse el acuerdo entre democristianos y socialdemócratas para emprender las reformas legales propuestas por Schäuble.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 7 de septiembre de 2007