"Se ponen un poco nerviosos, cuando se acerca mucha gente", contó ayer a su llegada a Madrid Luis Parra, el padre de los dos niños luso-venezolanos secuestrados hace un mes en Venezuela, acompañado por su ex mujer, Lisbey Barreto. Esta médico cirujana, que desde hace siete años vive y trabaja en El Vedat (Torrent) con su segundo compañero, se encontraba visiblemente afectada porque su hermano sigue secuestrado.
Los dos niños luso-venezolanos que residen en España y que estuvieron secuestrados 13 días en el estado fronterizo de Táchira, al oeste de Venezuela, liberados el pasado 24 de agosto, llegaron hoy a Madrid "en buen estado", según relató su padre, Luis Parra. Los niños Alberto Luis Parra, de 12 años, y José David, de 10, fueron secuestrados hace justo un mes, cuando volvían de pasar un día al aire libre con su tío Mariano David -el menor de los hermanos de Lisbey- y su hijo David de también 10 años.
El cuádruple secuestro conmocionó el 12 de agosto a la opinión pública de Venezuela y de Colombia -ante las sospechas iniciales de que pudieran haber sido secuestrado por una de las dos guerrillas colombianas que operan en la frontera- por tratarse de tres menores de edad. Una situación que sólo hay un precedente similar, hace un año cuando la guerrilla secuestro a un joven de 17 años que apareció asesinado.
El padre biológico de los niños -un reconocido cirujano venezolano- manifestó ayer a su llegada a la Terminal 2 de Barajas que sus hijos "están bien", dentro de lo escabroso del secuestro que duró 13 largos días, y precisó que, al menos, "no fueron tratados mal durante el cautiverio". Aunque reconoció que los niños "pasaron sus penalidades, porque estaban en un área selvática de Venezuela", con todo lo que ello implica desde una climatología difícil en una geografía aún más hostil por los riesgos de padecer picaduras o infecciones.
Según el papá, los niños relatan su propio cautiverio "como una aventura, pero con un poco de miedo, ya que fueron separados de su tío", un industrial que se había asentado en Miami desde hace un par de años -huyendo precisamente de la industria del secuestro y de la extorsión- que aún permanece secuestrado sin que haya noticias claras al respecto.
Luis Parra recordó que la familia vivió con mucha angustia los 13 días de cautiverio de los pequeños, pero no quiso precisar si se pagó rescate o no por la liberación de los menores. Aunque sí se mostró convencido de que el secuestro de los tres niños y de su cuñado "fue casual", ya que, explicó los grupos armados "no suelen llevarse niños". Parra tiene previsto pasar unos días en España antes de regresar a Venezuela, donde trabaja, una vez que los niños regresen a su colegio en El Vedat, y se integren y a su vida normal, con sus amigos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 13 de septiembre de 2007