Varios cientos de iraquíes protestaron ayer por vez primera en Bagdad contra la construcción por el Ejército de EE UU de un muro de hormigón de tres metros de alto y dos kilómetros de largo para separar los barrios chií y suní del noroeste de la capital. Los manifestantes argumentan que el muro sólo servirá para "reforzar el sectarismo y el odio".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 13 de septiembre de 2007