Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
CARTAS AL DIRECTOR

Falacia hipotecaria

Praga, República Checa

El artículo de Miquel Silvestre publicado el pasado sábado en su periódico (Lo que va de un 'mortgage' a una hipoteca) hace una afirmación que manipula la realidad de la crisis hipotecaria americana y trata de hacernos creer que dicha crisis nunca podría ocurrir en España. Se viene a decir que gracias a los registradores de la propiedad, España está vacunada de sustos como el americano. Los bancos intercambiarían activos "y los préstamos nunca quedarían fallidos".

Uno entendería que esto lo diga un partido político para tranquilizar al hipotecado votante, pero que esto lo diga alguien que en principio debería tener formación económica es bastante sorprendente. Decirlo para proteger a la propia institución (por otra parte, muy respetable) es innecesario y un pobre ejercicio intelectual.

La crisis hipotecaria en Estados Unidos se está produciendo por una combinación de bajada de precios en el mercado y la existencia de cierta capa de población sobreendeudada que no puede atender los pagos por falta de ingresos por trabajo. Estamos hablando de población a la que nadie debería haber prestado dinero, pero a la que bancos e intermediarios ofrecieron crédito para obtener comisiones de apertura elevadísimas, todos en la alegre esperanza de que, si había un pequeño problema laboral, la propiedad se vendía... y los préstamos nunca quedarían fallidos. Ahora, todos se sorprenden al ver que en el juego de la silla, la música ha dejado de sonar y algunos se han quedado sin asiento.

En España, si bien las condiciones de concesión de crédito han sido algo más estrictas que en Estados Unidos, hay también una capa de población que ha pasado a convertirse en sobreendeudada cuando los tipos de interés han ido superando su capacidad de pago. Si unimos a ello una evidente desaceleración de la demanda (y, con ella, de los precios), vemos que el riesgo de crisis existe. La solidaridad familiar, la reducción del consumo o la venta a pérdida de segundas o terceras residencias dejan de ser una opción cuando todos estamos endeudados hasta las cejas y los tipos de interés siguen subiendo. Parafraseando al señor Miquel Silvestre, los bancos intercambiarán activos financieros-créditos por activos inmobiliarios-viviendas... que nadie va a querer. En primero de Economía no recuerdo haber leído que esas crisis nos las solucionaban los registradores de la propiedad.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 19 de septiembre de 2007