Vender casa en EE UU sigue estando complicado. Los indicadores de agosto así lo revelan, al colocarse las ventas de viviendas usadas en su nivel más bajo en cinco años, tras caer ese mes un 4,3%. Es una nueva muestra de las dificultades por las que atraviesa el sector inmobiliario. Sin embargo, el precio medio se mantiene relativamente estable, a pesar de el círculo vicioso en el que están metidas muchas familias, constructores y agentes inmobiliarios.
En agosto se vendieron en EE UU un total de 5,50 millones de unidades, frente a los 5,75 millones de julio. El dato está dentro de lo que esperaba Wall Street, que recibió el indicador prácticamente en plano. La National Association of Realtors, que representa a los agentes inmobiliarios, ve el motivo de esta pronunciada caída está en la congelación en el mercado de crédito. El precio de reventa, sin embargo, creció dos décimas comparado con agosto de 2006, hasta los 224.500 millones de dólares.
Los inventarios de vivienda usada subieron hasta 9,8 meses, algo que no se veía desde 1988, lo que sugiere dificultades en el futuro, que podría traducirse además en un ajuste a la baja en el valor de la vivienda. En un estudio diferente, la firma Standard & Poors calcula que el precio de la vivienda cayó en julio en 16 de las 20 mayores áreas metropolitanas.
Mañana se da a conocer las ventas de inmuebles por estrenar. El enfriamiento del sector de la vivienda, motivado en gran medida al endurecimiento de las condiciones para acceder a nuevas hipotecas o refinanciar las existentes, también están pasando factura a las firmas constructoras. Lennar, que ha despedido al 35% de plantilla, registró una pérdida neta en el tercer trimestre de 514 millones, tras ver como cayeron sus ingresos un 44%.
La confianza de los consumidores también sigue cayendo y se colocó este mes de septiembre a su nivel más bajo en casi dos años (99,8 puntos) como respuesta a la crisis.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 26 de septiembre de 2007