La caldera de Líbano, tras 10 meses de bloqueo político y lucha por el poder entre los partidos prooccidentales y los prosirios, se aproxima a la ebullición. El presidente del Parlamento libanés, Nabih Berri, aplazó ayer hasta el 23 de octubre la elección del presidente, que es elegido por la Cámara. En primera votación es necesario un quórum de dos tercios de los 128 diputados. Pero los legisladores del bloque opositor prosirio -Hezbolá y el movimiento de Michel Aoun- se quedaron ayer en los pasillos y la sesión se suspendió.
La elección del sucesor del prosirio Emile Lahoud, por mandato constitucional un cristiano maronita, es un asunto crucial. Aoun se enfrenta a un par de aspirantes apoyados por el Ejecutivo prooccidental de Fuad Siniora, que afirma que en la segunda votación sólo será necesaria mayoría absoluta, un listón que alcanzan con sus 68 de los 128 diputados. Pero el partido-milicia chií y Aoun advierten de que la mayoría de dos tercios es un requisito legal en un país en el que la existencia de 18 confesiones religiosas aconseja el máximo consenso. De no mediar pacto, se augura la aparición de un salvapatrias o la formación de dos Gobiernos paralelos, situaciones que los libaneses ya sufrieron en su traumática guerra civil (1975-1990).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 26 de septiembre de 2007