En apenas un suspiro, el Murcia, con la contribución del árbitro, pareció dilapidar todas las opciones que tenía en un choque que ya de por sí pintaba complicado para los intereses del equipo de Lucas Alcaraz. Dos expulsiones en tres minutos a poco de comenzar la segunda parte se antojaba demasiado lastre como para remontarle un gol al Almería. Pero la racanería del equipo andaluz a punto estuvo de costarle un disgusto.
El Murcia salió con bríos y sorprendió a un Almería que se mostró lánguido en los primeros minutos. Movilla manejaba la pelota con criterio, Regueiro estaba entonado y Baiano y Goitom encontraban espacios entre líneas para desesperación de sus marcadores. La sociedad dejó un manojo de oportunidades. Pero Cobeño, que sacó un buen par de manos, y el palo, que escupió un tiro de Baiano cuando ya celebraba el gol, dejaron al equipo sin premio.
MURCIA 0 - ALMERÍA 1
Murcia: Notario; Pignol, Arzo, Mejía, Peña; Gallardo, Movilla, Richi (Abel, m. 71), Regueiro; Baiano (Íñigo, m. 77) y Goiton. No utilizados: Albert; Otxoa, Alonso, De Lucas y Jofre.
Almería: Cobeño; Bruno (Aitor, m. 66), Carlos García, Acasiete, Mané; Juanito, Soriano, Felipe Melo (Corona, m. 72); Juanma Ortiz (Natalio, m. 69), Crusat; y Uche. No utilizados: Diego; Pulido, Cabrera y José Ortiz.
Goles: 0-1. M. 42. Felipe Melo remata de cabeza un córner sacado por Mané.
Árbitro: Turienzo Álvarez. Amonestó a Pignol, Bruno, Regueiro, Ortiz y Mejía. Expulsó a Gallardo (m. 59) y Regueiro (m. 62) por doble amarilla.
Unos 17.000 espectadores en la Nueva Condomina.
El partido entró en un letargo que los de Emery supieron aprovechar. Prácticamente de la nada, el Almería sacó dos ocasiones y una renta que aguantar en la segunda mitad. Crusat, previa dejada con la cabeza de Uche, mandó un zapatazo que Notario sacó con tino a córner. Preludio del gran cabezazo con el que Felipe Melo adelantó a su equipo. El brasileño giró el cuello con violencia para que el balón, que venía blandito, se convirtiera en un obús imparable.
El gol fue un mazazo para el Murcia, que al poco de comenzar la segunda parte perdió los nervios. Gallardo quiso ganar unos centímetros y no guardó la distancia reglamentaria en un saque de esquina de su rival. Segunda tarjeta y a la caseta. Regueiro emuló a su compañero y fue expulsado sólo tres minutos después por protestar una falta que no fue.
Entonces llegó la transformación. El Murcia tiró de épica y, alentado por el enfado de la grada con el árbitro, encajonó a su rival, que se arredró sin remisión. Sólo el desacierto rival permitió que los de Emery se llevaran los tres puntos ante un equipo con nueve jugadores.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 27 de septiembre de 2007