"No es magia" reza el lema de una cámara fotográfica con detector y control inteligentes. "Caben las sorpresas", "caben todos tus amigos", continúa. En el anuncio aparece una pareja tomando una foto a un grupo de monjas mientras se morrea. Al observar el encuadre se revela la sorpresa: dos de "ellas" no son sino hombres vistiendo de hábito. ¿Por qué será que las empresas se suben farisaicamente al carro de la solidaridad por el cambio climático y fustigan burlonas la realidad católica? Necesito una cámara de fotos, pero detesto este tipo de sorpresas. El sarcasmo contra lo religioso envuelto en tecnología sofisticada es difícil de digerir y resulta una mala estrategia de ventas: ahora ya sé qué marca no voy a elegir.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 1 de octubre de 2007