El 80% de la República Popular de Tuva, territorio asociado a la Federación Rusa limítrofe con Siberia y Mongolia, está configurado por montañas. El país, que habitan unas 300.000 personas, está atravesado por 8.000 ríos que fertilizan bosques densos. En un país en el que el hombre se sigue midiendo día a día con la naturaleza surge el canto difónico de tradición milenaria en Tuva. El lunes pasado, en el Auditorio del Centro Cultural Caixanova de Vigo, el Festival Sinsal presentó a uno de sus más ilustres embajadores, Huun Huur Tu.
Ataviados con sus vestimentas tradicionales, los cuatro miembros de Huun Huur Tu ofrecieron un recital intenso de dos horas de duración en el que interpretaron composiciones propias y ancestrales presentes en su amplia discografía, iniciada en 1992. El prodigio que emanaba de sus gargantas no podía ser otra cosa que el sonido de Gaia, el latido de la tierra. El khoomei o canto difónico que los pastores de Tuva llevan miles de años entonando en sus largas horas de espera consiste en la emisión, en un mismo golpe de voz, de un mantra grave que fluye invariablemente ronco y de una ondulación aguda y cristalina. Conscientes de la distancia cultural, el líder de la banda puso en antecedentes al público contextualizando cada uno de los temas. Un gesto que se correspondió con los aplausos largos de la concurrencia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 3 de octubre de 2007