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MIRADOR

Ni depresión ni euforia

El paro registrado, es decir, el que contabiliza el Instituto Nacional de Empleo (INEM), disminuyó en casi 11.000 personas durante el mes de septiembre y la afiliación a la Seguridad Social aumentó en 260.000 personas. Ambos registros son relativamente buenos, aunque deben ser matizados por el hecho de que en septiembre los empresarios suelen recuperar las contrataciones que han eliminado en los meses de verano.

Cuando en el mes de agosto el paro subió en casi 58.000 personas abundaron las voces apocalípticas que auguraban un desastre inmediato de la economía; incluso el secretario de comunicación del PP, Gabriel Elorriaga, llegó a certificar el fin del ciclo de prosperidad en España. La realidad no ha ratificado los análisis económicos del principal partido de la oposición, poco prudente cuando se trata de explotar los contratiempos, aunque sean estadísticos.

No hay razones para la depresión, pero tampoco para la euforia; el Ministerio de Trabajo debería evitarla. Es razonable suponer que en los próximos trimestres habrá una paulatina desaceleración del crecimiento económico. Pedro Solbes, vicepresidente segundo del Gobierno, ha calculado que esa desaceleración será de un punto aproximadamente en un año. Es decir, a a finales de 2008 la economía española seguirá creciendo a tasas próximas al 3%, un ritmo todavía muy elevado.

Un castizo diría que bien poco ha durado la recesión pronosticada por el PP. Para evitar en el futuro inquietudes innecesarias y cálculos erróneos conviene recordar que la estadística homologada de ocupación y empleo es la Encuesta de Población Activa (EPA), y no la del INEM; y que la repetición hasta la náusea de las profecías desastrosas arruina la credibilidad de los profetas.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 3 de octubre de 2007