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ARTE

El IVAM expone a Kac, pionero del arte transgénico

Hace 10 años, Eduardo Kac (Río de Janeiro, 1962) se implantó un chip en la pierna. El título de aquella acción, Time capsule (Cápsula del tiempo), es el de la exposición antológica del IVAM valenciano.

La exhibixión reúne medio centenar de obras de distintas técnicas: desde serigrafías y dibujos, hasta hologramas digitales, vídeos e instalaciones telemáticas interactivas. Fueron estos trabajos, pioneros de la telepresencia en Internet, los que le dieron la fama, junto con Alba, la conejita fluorescente, a la que insertó un gen de medusa que resplandece cuando se expone a la luz ultravioleta, protagonista de su más controvertido proyecto de arte transgénico, término que él acuñó.

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Ajeno a las acusaciones de sensacionalismo, Kac está satisfecho de haber conseguido su propósito: llevar a los grandes museos el debate sobre el impacto de las nuevas tecnologías y las implicaciones éticas y simbólicas de la biotecnología y la ingeniería genética.

Es el caso de Ornitorrinco (1994), un telerrobot, móvil e inalámbrico, controlado simultáneamente por tres personas a través del teléfono. También está Teleporting an unknown state, donde los participantes online envían partículas luminosas, los fotones, a una semilla que crece según las conexiones, ya que la fotosíntesis depende de la acción colectiva.

La idea de Internet como creador y soporte de vida subyace en Génesis (1999), donde crece una bacteria según la acción por Internet. La muestra incluye Move 36, una instalación sobre los límites de lo humano y la máquina, que toma su nombre de la jugada del ordenador Deep Blue contra el ajedrecista Kasparov en 1997. "La planta está en el lugar exacto de la jugada 36, un movimiento tan sutil, conceptual y a largo plazo, que Kasparov no podía creer que fuese obra de una máquina", asegura Kac.

EKAC: www.ekac.org

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 4 de octubre de 2007