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Reportaje:

Los interioristas ocupan la imprenta

Todo indica que en decoración nos encontramos con un pie en el minimalismo y con otro entre el lúdico neobarroquismo y el todo vale de origen posmodernista. Pero hacia donde se dirigen las tendencias puede que quizás no sea lo más interesante del interiorismo sino más bien que un espacio esté correctamente resuelto. Este año, CasaDecor cumple su 5ª edición en una localización ya de por si bastante pintoresca: la imprenta Vila, un conjunto industrial construido en la Valencia de 1908, en el antiguo eje que conformaban el Camino Real de Madrid y la estación de ferrocarril. Un edificio industrial en plena metamorfosis en el que una pequeña colmena de interioristas habita en su interior. El grupo de varios edificios de baja altura -en total: 3.700 metros cuadrados- están copados, hasta el 4 de noviembre, por más de 40 decoradores, interioristas, arquitectos y paisajistas que interpretan, o reinventan, la vivienda actual. Si en cada edición, CasaDecor pretende reflejar la tendencia del momento, este año la estrella es el salón concebido como auténtico espacio de socialización. Nada más traspasar el umbral, el visitante ya se topa con varios de ellos, algunos sacados de la revista Wallpaper, otros más cercanos a la realidad mileurista, aunque los menos. Y es que en CasaDecor se ha realizado una selección de proyectos, que muestran la pluralidad de propuestas que se están dando simultáneamente, y que destacan por su nivel resolutivo y por su estilo más o menos contemporáneo. Soluciones de atrezzo casualmente sugestivas e intencionadamente provocativas.

El paseo por los terrenos que rodean la imprenta Vila lleva por varios dominios que hacen las veces de un salón, un comedor, una habitación, un despacho... Alguna de las estancias muestra una inclinación donde se aúnan piezas renombradas del diseño con novedades recientes y que viene a demostrar que unos tiempos no están disputados con otros sino que hay que saber cómo combinarlos. Un espacio multi oferta en el que destacan los jardines animados de Bora Bora, los cubos sonoros de colores, la fantástica instalación de Cul de Sac para presentarnos las últimas tendencias en color de Valentine a mantel puesto y con los juegos de diálogos de películas como banda sonora, la respiración contemporánea del loft de Carlos Serra que verifica que lo minimal no tiene por qué ser aburrido o simple, el sugerente juego floral y léxico de Hugo Merle, o los vinilos de múltiples aplicaciones y posibilidades cromáticas de Vinilart. El precio de las entradas es de 12 euros, salvo para profesionales de la decoración, que es de 9 euros.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 4 de octubre de 2007