La Policía Nacional ha detenido en Barcelona a los cuatro líderes de un grupo mafioso italiano que permanecían refugiados en Barcelona. La organización controlaba el tráfico de drogas a gran escala en la ciudad de Génova. El año pasado, la policía italiana dio un duro golpe a la banda, pero no pudo arrestar a sus máximos responsables, que huyeron a España.
El italiano Maurizio Cirppo era el capo máximo de la banda. El pasado jueves fue a comer a un conocido restaurante del Puerto Olímpico de Barcelona junto a otros tres hombres: sus lugartenientes Walter Mariano Patron, Furio Rollero y Federico Carnevaro. No pudieron ni tomarse el postre. Fueron detenidos por agentes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) del Cuerpo Nacional de Policía.
Sobre los cuatro presuntos delincuentes pesaba una orden de busca y captura internacional desde hacía varios meses. A mediados de 2006, la policía italiana (los Carabinieri) desarrolló una operación en la que detuvo a diez supuestos integrantes del clan. Aunque no estaba adscrito a ninguno de los grupos que controlan las actividades ilícitas en Italia, la organización utilizaba técnicas propias de la mafia. Su principal dedicación era el tráfico de hachís y cocaína, dos sustancias que importaban en grandes cantidades hasta la ciudad de Génova.
Maurizio Cirppo y sus tres hombres de confianza lograron zafarse de la persecución de la policía italiana y se instalaron en la Costa del Sol. En concreto, en la localidad de Puerto Banús. La Policía y los Carabinieri pusieron en marcha la Operación Malagueta -nombre de la plaza de toros y de una de las playas de Málaga- y descubrieron que los sospechosos se habían trasladado a Barcelona, donde alquilaron un vehículo de alta gama.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 4 de octubre de 2007