Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Entrevista:RICARDO DARÍN | Actor y director

"Dirigir me ha rejuvenecido"

Clava su mirada en el interlocutor mientras habla con un suave acento porteño para desvelar los entresijos de su última pasión: dirigir. Ricardo Darín (Buenos Aires, 1957) estrena hoy en España La señal, una película de género negro ambientada en la Argentina de los últimos años del peronismo en la que se narra la historia en que se ve envuelto Corvalán (Darín), un mediocre detective privado que, a pesar de la oposición de su compañero Santana (Diego Peretti), es contratado por una misteriosa mujer llamada Gloria (Julieta Díaz) para seguir a su marido. Darín se vio "obligado" a dirigir el filme que pensaba hacer el realizador Eduardo Mignona cuando le sorprendió la muerte. "Fue un regalo que me dio. Me obligó a afrontar una nueva faceta en mi vida que de otra manera no hubiera osado hacer", apunta el actor y director.

"Lo más difícil es vivir. Después de eso, cualquier cosa es posible"

MÁS INFORMACIÓN

Pregunta. ¿Qué le ha resultado más complicado, dirigir a un equipo o a usted mismo?

Respuesta. Dirigir un equipo, sí, sin lugar a dudas, aunque lo más difícil es vivir. Después de eso, cualquier cosa es posible.

P. La señal narra una historia que imaginó Eduardo Mignona; sin embargo, parece que la experiencia le ha resultado muy reveladora.

R. El trabajo que he hecho me ha gustado mucho y la pregunta que me hago constantemente es: ¿qué pasará con mi cabeza en un futuro?, porque he notado un cambio en muchos sentidos. La experiencia de hacer un largometraje y tener a cargo la dirección es muy interesante en muchos terrenos, es como un master acelerado de un montón de cosas. Todos los actores deberíamos tener la oportunidad de hacer un largometraje antes de ponernos a actuar y pese a que podría ser catastrófico, porque veríamos unos bodrios impresionantes, es muy revelador, se aprende muchísimo.

P. "Sin el cine podría vivir; sin el teatro, no". ¿Opina lo mismo después de su película?

R. Ahora las cosas las veo distintas porque tener el control de una película es algo tremendamente interesante. Sé que si lo hago de nuevo tendrá que ser porque tengo un cuento que contar, una historia muy clara que me permita hacer algo diferente a lo que he hecho hasta ahora. Ahora bien, el teatro ha sido mi vida, es un trabajo que me apasiona porque el cara a cara con el espectador es tremendamente importante para el actor. Siempre se vuelve al teatro porque a los actores nos gusta esa sensación de no repetir, de aprender día a día porque sabes que cada función es distinta a la otra. La experiencia de dirigir es muy enriquecedora. Sigo haciendo un camino de aprendizaje en el mundo del cine, pero es algo que me ha rejuvenecido en muchos aspectos.

P. ¿Qué hará mientras llega el cuento a su cabeza?

R. Poner en marcha un proyecto con Fernando Trueba sobre una novela de Antonio Skármeta.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 5 de octubre de 2007