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Crítica:

Humor de sábado noche

Desde su salida al aire en 1975, el famoso programa de la televisión americana Saturday night live viene ejerciendo de cantera de cómicos para el cine, adonde dan un supuesto salto de calidad tras un más o menos meritorio triunfo humorístico semanal. Por allí han pasado desde los veteranos Dan Ayckroyd, Chevy Chase, Bill Murray o Eddie Murphy, hasta los hoy asentados Mike Myers, Adam Sandler y Will Ferrell, pasando por los muy discutibles Jimmy Fallon y Rob Schneider. El último en probar suerte en la gran pantalla es Will Forte, guionista, protagonista y alma máter de Los hermanos Solomon, una especie de Epi y Blas para adultos atrancados en una mente de niño, dotada de un humor cuyo territorio no se sabe bien si es el primer chiste aprendido por un crío de cinco años o la chanza zafia de la pubertad con excesivos picores sexuales.

LOS HERMANOS SOLOMON

Dirección: Bob Odenkirk. Intérpretes: Will Forte, Will Arnett, Malin Akerman, Kristen Wiig. Género: comedia. EE UU, 2007. Duración: 90 minutos.

Entre una desconcertante ingenuidad y una supuesta incorrección política ya convertida en cliché para mayorías, Forte ha compuesto la historia de dos hermanos en la treintena, solteros, idiotas y, naturalmente, sin compromiso, ansiosos por dar un nieto a su padre en coma antes de su muerte. Como intérpretes cómicos, tanto Forte como Will Arnett (también procedente de la televisión), basan su capacidad gestual en una mueca única (boca semiabierta, dentadura hiperblanca, piel estirada), cuyo objetivo se le escapa a este crítico. Y como escritor de situaciones presuntamente jocosas, Forte se revela incapaz de escapar de la rutina, como un mal aprendiz de los hermanos Farrelly que, para colmo, tiene aspiraciones de estar tan loco como Wes Anderson.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 5 de octubre de 2007