Un avión de carga Antonov 26 de la compañía congoleña Africa One se estrelló ayer tras despegar del aeropuerto internacional de Ndjili, en Kinshasa, una ciudad de siete millones de habitantes. El aparato, que se dirigía a Tshikapa, en la provincia central de Kasai-Occidental, cayó sobre el populoso mercado de Kisangani, en el barrio de
Masina. Las autoridades informan de 30 muertos, aunque podrían ser muchos más, pues se desconoce el número de pasajeros que iban a bordo.
La lista oficial es de 19. Fuentes policiales hablan de 29. En la República Democrática del Congo es una práctica habitual llevar polizones que suben en el último minuto. La sobrecarga podría ser la explicación del accidente.
Decenas de bomberos pobremente equipados trataban de apagar los últimos rescoldos, mientras que miembros de la Cruz Roja y voluntarios intentaban rescatar a los heridos. Los vecinos aseguran que el avión cayó envuelto en una bola de fuego y explosionó. El mercado se encontraba en ese momento repleto de gente.
Hace un mes, el ministro congoleño de Transporte prohibió el vuelo de todos los modelos Antonov en la RDC. Hace una semana se levantó la medida. Congo, que es cinco veces más grande que España, tiene unas pobres infraestructuras. El avión es el único medio eficaz de transporte.
Una veintena de compañías operan en la RDC con aparatos construidos en la antigua URSS. Su mantenimiento es deficiente y son frecuentes los accidentes. El año pasado, la UE prohibió el vuelo de todas las compañías excepto una de la RDC a Europa, incluida Africa One. En 1996, más de 300 personas perdieron la vida cuando un Antonov 32 cayó sobre otro mercado de Kinshasa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 5 de octubre de 2007