Santos Santamaría (Barcelona, 1941), presidente de la Asociación Catalana de Víctimas del Terrorismo, cree que el motor de la vida es buscar objetivos. Desde que en 2001 ETA asesinó a su hijo Santos Santamaría, el primer y hasta ahora único Mosso d'Esquadra víctima de los terroristas, tiene dos objetivos para seguir viviendo: sus otros dos hijos y buscar justicia para ver que los asesinos están en la cárcel y "pagan por lo que han hecho". Su hijo murió al explotar un coche bomba colocado por ETA frente a un hotel de la localidad de Roses (Girona).
"Lo único que me reconforta es la justicia, no la venganza", recalca, y recuerda que "dos de los terroristas que pusieron el coche bomba ya están en la cárcel y en noviembre se juzga a la cúpula de ETA que ordenó aquel atentado". El día que mataron a su hijo todo cambió para él. A ese mazazo, le siguió, tres meses después, el fallecimiento de su esposa, que no pudo reponerse de la muerte de Santos. "El asesinato marcó un antes y después en mi vida. Mis otros dos hijos han sido mi aliciente, y también los amigos".
Precisamente, hablar de los amigos es uno de sus mayores motivos de satisfacción. "Los ricos tienen psiquiatras y los pobres tenemos amigos. Una de mis misiones en esta vida es ayudar a las personas que han sufrido un trauma como el mío. Ese apoyo te ayuda a salir adelante". Santos se muestra muy satisfecho del apoyo y el cariño que las instituciones catalanas le han brindado siempre a él y a la asociación que preside.
"No tiene nada que ver el trato que a mí me dan en Cataluña las instituciones con lo que me cuentan [otras víctimas] que pasa en el País Vasco. Hay una frontera". Y, como ejemplo, apunta que la Generalitat se personó como acusación particular en el juicio seguido contra los etarras que asesinaron a su hijo. "Las instituciones se han volcado con mi familia en todos los aspectos, no sólo en las necesidades económicas que pudieran surgir, sino a la hora de cualquier tipo de apoyo que he necesitado".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 6 de octubre de 2007