María Rodríguez (Jerez de la Frontera, 1979) es Mala Rodríguez, la rapera más conocida de España, que hoy cierra la segunda edición del Bilbao Urban Musikaldia con las rimas de Malamarismo (Universal), su tercer álbum. La cantante defiende que el hip hop es una música divertida y se atreve a fundirla con retales soul, arembí (R&B) e incluso flamencos. Opta a los premios MTV y Grammy Latinos, gana terreno en el mercado americano y el próximo año se le verá en los cines en Tú eliges, estreno en la dirección de Antonia San Juan.
Pregunta. ¿Por qué es Malamarismo su mejor disco?
Respuesta. Cuando uno va creciendo va limando defectos y va conociéndose mejor. Entiendo que el estilo sigue siendo el mismo. Hago música hip hop, rapeo y meto algo de arembí, pero quería variedad en los ritmos y en las estructuras, hacerlo más complicado.
P. ¿La etiqueta hip hop se queda corta para su música?
R. Claro que sí, aunque me da igual. Sé que lo que hago es bastante personal, pero yo he crecido con la cultura del hip hop, que incluye breakdance, graffiti, scratching, rap... Para mí no es sólo un estilo musical; es una forma de ver la vida. Y yo, aunque cante salsa, sigo siendo hip hop.
P. Causa dolor de cabeza a los ultraortodoxos del hip hop. ¿Le preocupa el qué dirán?
R. No. Hacer lo que los demás esperan de ti es muy triste. Cuando tienes 16 años todos somos ultraortodoxos; los peores dictadores son los niños, pero yo siempre he hecho lo que me ha dado la gana. Sé de dónde vengo y que lo que hago lo hago de corazón. Lo que nos hace únicos es mostrarnos tal y como somos, conectar con tu esencia y sacarla afuera.
P. Universal presentó Malamarismo como "una bomba poética". ¿Hay poesía en su obra?
R. Claro que sí. ¿Poesía urbana? No, poesía. La mía.
P. ¿Tiene margen el hip hop para crecer en España?
R. En España van a pasar tantas cosas... Estoy emocionada porque pasen, porque se vea el fruto de todas las nuevas generaciones de mulatos, de gente que sus padres son de otros lugares y se mezcla. España siempre fue un sitio de diferentes etnias, y me alegro. Sé la historia del Reino de Granada, donde convivían perfectamente, pacíficamente, moros, cristianos y judíos hasta que a la reina esa estúpida le dio por echar a la gente y someterlos a una religión para unificarlos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 6 de octubre de 2007