La gran cantidad de dinero que mueve el narcotráfico resulta irresistible para algunos policías que, en lugar de combatirlo, se dedican a colaborar con él. Es el caso de cuatro guardias civiles de Tarragona, que han sido detenidos por sus compañeros mientras trataban de desembarcar tres toneladas de hachís en las playas de Sant Carles de la Ràpita, en el delta del Ebro. La Operación Aristocracia ha permitido detener a otras 12 personas -seis marroquíes y seis españoles- relacionadas con el tráfico de drogas.
La Comandancia de Tarragona y el grupo de Asuntos Internos de la Guardia Civil cogieron in fraganti a los supuestos narcos el pasado domingo, en pleno intercambio. Según fuentes del instituto armado, era la primera vez que los guardias civiles arrestados trataban de introducir un alijo de droga. Los agentes colaboraban con una de las redes que, de forma habitual, introducen el hachís en la costa catalana con embarcaciones rápidas que zarpan del norte de África. En este caso, el grupo transportaba 101 fardos de droga en una lancha semirrígida con tres motores de 10 metros de eslora.
Uno de los guardias civiles es de origen magrebí y habría servido de enlace con la red de narcotraficantes, liderada por ciudadanos de origen magrebí. A diferencia de lo que se suele hacer con cualquier otra detención, la Guardia Civil no facilitó ayer las iniciales de los detenidos ni su edad.
Los agentes están acusados de un delito contra la salud pública y de otro de omisión del deber de perseguir delitos. La implicación de los agentes, en cualquier caso, "no ha menoscabado la seguridad ciudadana", indicó la Subdelegación del Gobierno en Tarragona.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 9 de octubre de 2007