Recomiendo a doña Saida Benchallal Zaynoun (Cartas al director, 8-10-07) que coja un avión con destino a Arabia Saudí, se baje en Ryad y allí en la plaza pública se quite el hiyab tan voluntariamente como se la pone aquí. A ver qué pasa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 11 de octubre de 2007