Resulta imposible no quedarse clavado mirando a alguien que te recuerda a otra persona. En los biopics, las películas biográficas, el parecido es una herramienta para atrapar al espectador, que se engancha viendo lo bien que imita Jamie Foxx el lenguaje corporal de Ray (Charles), o se pasma ante la transformación de Óscar Jaenada en Camarón.
Esta semana se ha editado en DVD Lola, la película (Miguel Hermoso, 2007) y lo mejor es el extraordinario parecido físico de Gala Évora con La Faraona. Hay planos en los que la actriz debutante, que también canta, es una aparición. Como todo fantasma, provoca fascinación y estremecimiento, lo cual le viene fenomenal a la cinta, porque no puedes dejar de mirarla. Por lo demás, el filme arranca con la infancia de Lola Flores y narra sus peripecias en busca del éxito y la estabilidad hasta que conquista las Américas y tiene a Lolita. Un relato con momentos de telefilme y que pasa de puntillas por una España de cartón piedra.
En Teresa, el cuerpo de Cristo (Ray Loriga, 2007), también de estreno, el director ha optado por un casting menos convencional, poniendo en la piel de la mística del siglo XVI a la exuberante Paz Vega. La apuesta da sus frutos, ya que Loriga quería hacer un retrato carnal de la fe y lo consigue. La monja y Dios son aquí amantes. Paz Vega retoza con Cristo crucificado y las escenas del éxtasis religioso son intercambiables por las del otro tipo de éxtasis, pero con palomas de fondo. La puesta en escena es alucinante y el vestuario, escultural, es obra de la japonesa Eiko Ishioka, que diseñó el atuendo del Drácula de Coppola. Teresa es una mirada rock and roll (es decir, intensa y libre) sobre el personaje, al que trata con cariño y respeto.
Se han cuidado los diálogos y los secundarios (Leonor Watling, Geraldine Chaplin), pero hay algo que no termina de funcionar. No en vano, la narración necesita de una voz en off que pone en antecedentes y de unos textos que dan cuenta de lo que ocurrió después. Es decir, herramientas de película histórica de después de comer, que poco tienen que ver con la supuesta visión de autor.
Para delirios de autor, Días de agosto (Marc Recha, 2007), que se puso a la venta en DVD hace unas semanas. En su quinto largo, el director catalán vuelve a explorar el amor de hermano en lo que él mismo denomina una "ficción biográfica". El parecido es aquí total, porque el personaje de Marc Recha es, de hecho, el propio Marc Recha. Al que no se parece en nada es a su mellizo David, coprotagonista de la cinta. Los hermanos se van unos días de vacaciones para que Marc se airee. En su viaje iniciático, los treintañeros van topándose con distintos personajes y con el rastro histórico de una España olvidada. Pero, sobre todo, Días de agosto es una road movie en el sentido más literal. Imágenes hermosas y musicadas, que podrían parecer la grabación de unas pretenciosas vacaciones en el campo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 12 de octubre de 2007