Las palabras "Jesús" y "Señor" (ambas en inglés, claro) fueron las más escuchadas en la primera cita que el itinerante Wintercase tenía reservada para Valencia. Una compañía sonora perfecta para combatir -o acompañar, según se mire- el aguacero que caía a esa misma hora en la ciudad. El añejo gospel ha servido para regar de espiritualidad sacra los repertorios de los británicos Spiritualized y Soulsavers, estos últimos con la inestimable colaboración de la voz cavernosa de Mark Lanegan (ex Screaming Trees). Ante el derroche escénico y emocional de ambos, poco podía hacer David Carabén, de Mishima, más allá de lidiar con el siempre desagradecido papel de telonero acústico, presentando temas de su inminente nuevo álbum y alguna versión de Leonard Cohen (como Hey, that's no way to say goodbye).
1ª gira del Wintercase'07
Soulsavers feat. Mark Lanegan, Spiritualized Acoustic Mainlines y Mishima. Sala Mirror. Valencia, jueves 11 de octubre.
Acompañado por un cuarteto de cuerda, un imponente coro gospel formado por tres vocalistas femeninas y su fiel Tony Foster (alias Doggen) al piano Fender Rhodes, Jason Pierce, alma mater de Spiritualized, ofreció una magnética relectura de algunos de los temas más emblemáticos de su carrera, tanto de su banda como de su anterior proyecto, Spacemen 3. Sonaron himnos de redención como Stop your crying, Lord can you hear me, e incluso el clásico tradicional Oh Happy day. No es mala forma de bandear un lapsus creativo que tiene a su banda instalada, desde hace algunas temporadas, en un impasse de incierta salida. Con este inteligente revolcón de solemnidad casi eclesiástica, en las antípodas del arrebato eléctrico, su temario sigue ardiendo como en sus mejores momentos.
Algo parecido a lo logrado por Soulsavers, quienes invocan a las mismas fuentes -también se acompañan de coro gospel- pero dan con un resultado en directo algo más estridente, quizá fruto de un derroche instrumental algo excesivo y común a esta clase de proyectos, que no pueden negar una cierta génesis de laboratorio. Empero, su principal activo es la intimidante presencia de Mark Lanegan, préstamo vocal y escénico de lujo. Un tipo tan sobrio sobre las tablas como indudablemente solvente a la hora de dotar al discurso de los británicos de una gravedad emocional poco común.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 13 de octubre de 2007