Los sindicatos del sector público ganaron ayer el primer pulso al Gobierno francés. El transporte y la energía fueron los sectores más afectados por la huelga contra las reformas de Nicolas Sarkozy, y en concreto, contra el final de los regímenes de jubilación de privilegio para los empleados públicos.
El presidente francés, por otra parte, confirmó ayer que él y su esposa, Cécilia, están tramitando el divorcio de común acuerdo y de forma amistosa.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 19 de octubre de 2007