Los ayuntamientos gerundenses afectados por el trazado de la autopista AP-7 y la carretera N-II entre las localidades de Cervià de Ter (Gironès) y Pont de Molins (Alt Empordà) apuestan por un la creación de un corredor único de infraestructuras y rechazan "duplicar" nuevas construcciones en los tramos de la autopista y la nacional que discurren casi paralelos.
Los alcaldes se oponen a la construcción del tercer carril de la AP-7 y al desdoblamiento de la N-II con dos carriles por sentido, entre otras cosas por el impacto ambiental que tales obras supondrían. Por el contrario, reclaman la ampliación a cuatro carriles por sentido de la autopista y que la N-II no se desdoble y quede como una vía secundaria.
Además, proponen que este corredor único de la autopista sea libre de peaje con el objetivo de "dinamizar" la economía y mejorar los desplazamientos internos entre Girona y Figueres. "Es una oportunidad única de potenciar el contacto entre ambas ciudades", aseguró ayer Lluís Lloret, alcalde de Bàscara.
Los ayuntamientos que apoyan la iniciativa de agrupar las dos infraestructuraas son los de Cervià de Ter y Viladesens (Gironès); Vilademuls (Pla de l'Estany); Bàscara, Pontós, Garrigàs, Borrassà, Vilafant, Avinyonet de Puigventós, Figueres, Llers, Cabanes y Pont de Molins (Alt Empordà). Los representantes de estos municipios se reunieron ayer en Figueres para adoptar una propuesta conjunta que enviarán al Ministerio de Fomento a principios de noviembre. Según los alcaldes, con la alternativa que proponen se evitaría la "fragmentación ambiental, social y paisajística" del territorio, además del "sobrecoste de recursos materiales y económicos".
También señalaron que su propuesta se está aplicando actualmente en la circunvalación de Girona entre los municipios de Fornells de la Selva y Medinyà, donde la ampliación de la autopista AP-7 se hace con cuatro carriles en lugar de tres.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 20 de octubre de 2007