El móvil político es la hipótesis que maneja el Gobierno argentino para explicar el brutal asesinato de tres policías el pasado viernes en unas dependencias policiales situadas a las afueras de la capital argentina. Ayer por la tarde, Felipe Solá, gobernador de Buenos Aires, se sumó a la tesis del presidente, Néstor Kirchner, quien subrayó desde la Casa Rosada que "no es casualidad que un hecho lamentable sea a tan pocos días de un proceso electoral". Argentina elige presidente dentro de siete días y el triple crimen ha sacudido una campaña electoral caracterizada casi por la apatía y despertado en la conciencia colectiva uno de los fantasmas más temidos por los argentinos: la violencia política.
No parece que haya delito común en el asesinato mientras cenaban dos agentes y en la persecución y muerte de un tercero que logró escapar momentáneamente. Los tres fueron apuñalados primero con cuchillos de carnicero y luego rematados a balazos. La policía de la provincia de Buenos Aires es famosa por sus casos de corrupción y ha sufrido numerosas purgas impulsadas en última instancia por Kirchner y Solá.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 21 de octubre de 2007