Algunos letrados se empeñaron en indagar si se encontró sangre en el piso donde se suicidaron siete de los yihadistas del comando. Con ello pretendían demostrar que los terroristas no se habían suicidado, sino que elementos de los servicios de seguridad habrían colocado allí los cadáveres y los habrían hecho estallar. La hipótesis se disolvió como un azucarillo tras las declaraciones de los responsables policiales.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 23 de octubre de 2007