Cuando leo EL PAÍS y llego a la sección de Cartas al director suelo leer primero la que está en un recuadro porque parece que puede ser la más interesante, pero hete aquí que leo la carta (enmarcada) de Pilar Pérez, donde trata el tema, ya recurrente, de la falta de remuneración de las llamadas amas de casa, y la verdad es que por mucho que lo intento es algo que no acierto a entender.
Supongo que Pilar Pérez es ama de casa y que se dedica a ella en exclusiva, ¿es eso un trabajo?, por supuesto que lo es, mantener una casa limpia, planchar, cuidar de la intendencia familiar, y así día tras día, es un trabajo pesado y nada reconocido, pero ¿para quién trabaja Pilar Pérez?, para su familia, incluida ella misma. ¿Quién debería, pues, pagarle? Su familia, claro está, o al menos así lo entiendo yo, y si no, por favor que me lo explique alguien.
Pero aún hay otra opción; dado lo ventajoso que parece que va a ser el trabajo de empleada de hogar, también podría la señora Pérez buscar un tal empleo para tener así un sueldo y coberturas sociales, y luego cuando llegue a su casa ponerse a hacer lo mismo que hace ahora, porque eso es lo que hacen la inmensa mayoría de las mujeres trabajadoras (con sueldo) de este país, incluidas las empleadas de hogar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 23 de octubre de 2007