El estreno de la tercera temporada de Camera café (Tele 5) ha quedado un poco deslucido, y no porque la propia cadena decidiera relegarlo a la noche del domingo en vista de la popularidad de Escenas de matrimonio, espacio en principio pensado como un mero sustituto provisional. Sleeper se llama en el argot del medio audiovisual ese tipo de éxitos inesperados, y conozco a varios espectadores a los que la serie, en efecto, les duerme. La mayor competencia a Camera café se la ha hecho esta semana la concepción granguiñolesca de la vida nacional, que ha tenido su gran momento en el vídeo de las zetas de Zapatero. El presidente se muestra ante la cámara locuaz, y eso, sin alterar la fonética, sí que es milagro.
El diálogo entre el Zapatero de carne y hueso y el de látex alcanzaba momentos de puesta en abismo (que dicen los franceses), aunque es preferible seguir a los sosias de nuestro líderes políticos en el divertido programa de Canal + Las pelis del Guiñol, donde destaca la escena en que el presidente, montado en un triciclo (¿el tripartito?), se encuentra con las siniestras mellizas de El resplandor, en este caso Acebes y Rajoy, muy conjuntados, incitándole a pactar con ellas.
En el primer sketch de Camera café, el mejor de la noche, el personaje de Bernardo (el magnífico actor César Sarachu) tenía un permanente desnudo integral que desencadenaba una serie de graciosos malentendidos sexuales. Él y la decepcionada Maricarmen (Esperanza Pedreño) estaban tan creíbles que parecían guiñoles.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 23 de octubre de 2007