La pretensión biográfica y el espectáculo forman un tándem peligroso. Sobre todo, cuando el biografiado es un personaje vivo de la dimensión histórica de Felipe González y la responsable del producto televisivo se llama María Teresa Campos, self made woman a la española, lo que significa, en este caso, pasar del marujeo a la jet set mediática. Un cóctel imposible de agua y aceite: Felipe González, como es sabido, no es Isabel Pantoja. Su vida no la puede explicar un documental basado en revistas del corazón y su papel no puede ser debatido por dos amigos y dos enemigos de piñón fijo sin caer en la farsa.
El Laberinto de la memoria (Tele 5) ha dedicado dos larguísimos programas al intento de equiparar la política española con el cotilleo rosa y amarillo. Así, apareció como normal reseñar la futura entrada española en la Unión Europea a través de la revista Lecturas. Descontextualización, antiperiodismo, del que no se libraron ni los hijos del ex presidente ni su doble (enano): puro morbo. Esto no es una novedad, sino un reiterado déjà vu: la audacia de los ignorantes.
Campos, una veterana, no debería permitirse el lujo del todo vale. Pero, dócil a la ley del tertuliano insatisfecho, puso la puntilla a las 2.20, cuando preguntó, "como española": "¿Es cierto que Felipe es supermillonario y tiene el dinero en paraísos fiscales?". Incluso Melchor Miralles reconoció que no tenía datos. "Hemos recorrido una etapa de la historia de España", cerró ella. Tan contenta.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 25 de octubre de 2007