La flexibilidad horaria de muchas empresas, especialmente en las oficinas; el horario de entrada del primer turno -las 6.00- en las industriales, y los servicios de autocares propios están ayudando a capear el colapso que vive el área metropolitana de Barcelona. Seat (13.000 trabajadores) y Nissan (3.000 obreros), por ejemplo, no sufren la congestión. Tienen 100 y 80 líneas de autobuses, respectivamente, que se encargan a diario de trasladar a sus trabajadores a Martorell y a la Zona Franca. A quienes optan por ir en automóvil, si se retrasan se les descuenta del sueldo, hoy y en circunstancias normales. "Los problemas de circulación no son excusa para llegar tarde al trabajo", explica un dirigente sindical, "no nos queda otra que madrugar más".
La Seda tiene la suerte de que la inmensa mayoría de sus 400 trabajadores viven en El Prat y alrededores. Sólo el 10% reside en otras ciudades. Ésos llegaron a acumular retrasos de hasta hora y media; desde que el servicio de Cercanías se ha sustituido por autobuses, el retraso es de media hora. La compañía no les obliga a recuperar el tiempo perdido ni les recorta el sueldo, pero está inquieta: "¿Cuánto durará este calvario?".
En Nestlé, que tiene más de 1.000 empleados en Esplugues, tampoco han tenido que adoptar ninguna medida especial: tiene un horario muy flexible -pueden entrar al trabajo entre 7.30 y 9.15 horas- y dispone de autobuses de empresa. Los trabajadores de Damm también se han desplazado sin problemas a El Prat en autocares de empresa. Entre los trabajadores del aeropuerto no ha habido especiales incidencias. Los autobuses alternativos "han funcionado" y buena parte de la plantilla del aeropuerto acude al trabajo en su propio automóvil porque dispone de aparcamiento.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 26 de octubre de 2007