Tras ocho meses y medio postrado en una silla de ruedas como consecuencia de una agresión supuestamente racista, Miwa Buene Monake exige la prisión preventiva para el hombre que él y otros dos testigos han reconocido como autor de la agresión, Roberto Alonso de la Varga. Ayer, desde el hospital de Lesionados Medulares de Madrid, Miwa y su mujer se declararon "abandonados por la justicia". "El daño que nos ha hecho durará toda la vida", gritaba ayer indignada Mireie, su esposa.
La pareja trata de reunirse con sus dos hijos, de 10 y 12 años, que viven en Congo y en unas semanas podrían llegar a España. También han iniciado conversaciones con el Ivima y la Consejería de Inmigración para que les cambien su piso actual, un cuarto sin ascensor, por otro adaptado para Miwa.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 27 de octubre de 2007