"Cuando tenía 15 años vi la foto de Rimbaud en un ejemplar de Iluminaciones y me enamoré. Me dije que tenía que encontrar a ese chico y hacerlo mi novio como fuera... Finalmente, lo encontré... En el cosmos. Y les aseguro que lo pasamos muy bien". Convocada por La Casa Encendida, Patti Smith llegó a Madrid el pasado jueves para declarar, una vez más, su amor eterno al poeta francés en una ceremonia prevista en dos actos: un recital, el jueves, con lectura de poemas de Rimbaud; y un concierto, el viernes, con su banda de rock; todo ello dentro de la excelente exposición Vida y hechos de Arthur Rimbaud.
Pero el fantasma de Rimbaud, o el cosmos, estaban revoltosos y desde la llegada de la cantante norteamericana a Madrid todo fueron problemas: retrasos en el avión, pérdidas desu equipaje, y un caos -también de dimensiones cósmicas- en el sistema de venta de entradas para el concierto por Internet, que provocó numerosas quejas de los fans madrileños. Enterada de ello, la Smith, generosa, ofreció una solución: daría tres recitales en un día. Todo por amor al poeta -y a sus seguidores-.
"Celebramos al Rimbaud que cabalgaba por Abisinia", anunció
El maratón de actuaciones comenzó así el jueves con la lectura de poemas del autor francés y Patti Smith acompañada por su guitarrista de siempre, Lenny Kaye. Previsto como un recital de poesía, el espectáculo derivó pronto en un concierto acústico con temas de Easter, Land, o Radio Ethiopia', inspirados todos ellos en poemas de Arthur Rimbaud.
A la cita, a la que sólo se podía acudir con invitación, no acudió la tropa de alterados seguidores que se espera de la madrina del punk -Patti Smith- o del "primer niño punk de la historia" -Rimbaud, según palabras de la cantante-, sino directivos de CajaMadrid, algunos representantes de la alta cultura o la vicepresidenta del Congreso, Carmen Calvo.
Así, el patio de La Casa Encendida parecía más bien aquella "plaza tallada en céspedes mezquinos / donde todo es correcto, los árboles, las flores / (a la que) los burgueses asmáticos que el calor estrangula, / los jueves por la tarde, llevan sus cotilleos", según versos de A la música, del propio Rimbaud. Cada lectura era coronada por el público con tímidos aplausos y traducciones a la oreja contigua de las palabras de la cantante. En ese ambiente, el recital acabó y cada uno se fue a su casa.
El viernes, la ceremonia remontó. Con dos conciertos en la misma noche, pero ya con toda su banda sobre el escenario, Patti Smith se echó a la espalda al público que desde la mañana se había agolpado intentando conseguir entradas en La Casa Encendida. "Estamos aquí para celebrar a Rimbaud y para pasarlo bien", avisó desde el principio la cantante. "Para celebrar al Rimbaud que galopaba a caballo por las llanuras de Abisinia y no al que murió enfermo en Marsella".
Hecha la declaración, con Ghost dance, del álbum Easter, Patti Smith invocó al poeta y obró el milagro, lo hizo aparecer. Más tarde, reveló las íntimas relaciones de ambos con la lectura de Dream of Rimbaud, compuesto por ella misma ("oh, Arthur, Arthur / estamos en Abisinia Adén / Haciendo el amor y fumando cigarros...").
Continuó con Because the night (belongs to lovers), compuesta al alimón con Bruce Springsteen; y se permitió después invitar al mismísimo Kurt Cobain a la que ya era una boda cósmica, con una versión de Smells like teen spirit, en la que intercaló mensajes como el No a la guerra o referencias al universo, la poesía y la espiritualidad. Para entonces, el patio del centro cultural parecía El barco ebrio de Rimbaud, con el público a sólo un empujoncito del desmelene.
Éste llegó con Gloria, que la gente bailó, coreó y aplaudió enardecida. El primer concierto acabó. El enlace Smith-Rimbaud, aún con dificultades, se había consumado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 27 de octubre de 2007