El presidente del Sevilla, José María del Nido, no es una persona a la que se le vea cara de lamento en las mal dadas. Al día siguiente de perder al entrenador que llevó al Sevilla a la conquista de cinco títulos en poco más de un año, Del Nido quiso transmitir que el club lo tenía todo controlado y que la salida de Juande Ramos tan sólo había adelantado el futuro planeado por ellos. A su lado, se sentaban el director deportivo del club, Ramón Rodríguez Monchi, y el nuevo entrenador, Manolo Jiménez. "Estaba previsto que Jiménez fuera el técnico tras la salida de Juande Ramos en junio", afirmó Del Nido.
Jiménez es uno de los jugadores más queridos por el sevillismo. Tiene el récord de partidos en Primera con el Sevilla (354), fue internacional absoluto en 15 ocasiones y, hasta ayer, era el entrenador del Sevilla Atlético, al que deja en cuarto en Segunda. Está previsto que ocupe el banquillo sevillista hasta el final de la presente temporada o incluso más allá. El sustituto de Juande es un asalariado del club por lo que, según deslizó el presidente sevillista, "hará lo que le convenga al club en cada momento y trabajará en donde se le diga en la entidad".
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Junto a Jiménez estará Antonio Álvarez, otro mito del sevillismo. La coincidencia de esta pareja al frente del equipo ha sentado muy bien entre los seguidores, que han apelado al orgullo de lo propio -"Jiménez es uno de los nuestros", dijo el presidente durante la presentación- como paliativo del enorme impacto que supuso la salida de Juande. Jiménez dio pistas sobre su carácter. Cuando le preguntaron cómo se prepara un partido en un solo día, respondió: "Sin inventar nada".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 28 de octubre de 2007