En el camino a la incineradora de Valdemingómez desde la A-3. El infierno. Los yonquis saltan sobre los coches y los niños venden droga por las noches en los porches de las casas, con Mercedes y BMW aparcados en la puerta. Una ruta, tomada por familias dedicadas al narcotráfico.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 28 de octubre de 2007