Los asesores del presidente del Gobierno buscaban que la visita de ayer visualizara un Zapatero en los antípodas de su predecesor en el cargo, José María Aznar. Recordaron que Zapatero acudió a Cataluña mientras que el ex presidente dejó pasar semanas antes de pisar Galicia durante la crisis del Prestige. Zapatero comparecerá en el Congreso esta semana mientras que Aznar nunca lo hizo para dar fe de la crisis gallega.
Ya sea por este cambio de estrategia, por desinformación o por una simple cuestión de apego al presidente del Gobierno, Zapatero apenas escuchó reproches hacia su persona, ayer. "Guapo", "aguanta" y "no dejes que te machaquen" fueron los gritos que más se oyeron en el breve paseo de Zapatero entre las obras del AVE y el centro cívico de Bellvitge, donde se reunió con los alcaldes. Si los vecinos de L'Hospitalet están indignados, esto no se tradujo en reproches públicos.
Ayudó el secretismo imperante en los preparativos del viaje del presidente. Muy pocos vecinos esperaban a Zapatero a su llegada a Bellvitge, en su mayor parte ancianos que habían salido a pasear o a comprar el pan.
Hubo más críticas lejos de las cámaras, en la reunión de Zapatero con las asociaciones de vecinos. "Le hemos dicho que el Gobierno debe garantizar el control sobre las empresas que hacen las obras y evitar nuevos problemas", dijo Teresa Jiménez, de la coordinadora de entidades de Gornal. Esta y otras entidades vecinales rechazaron el "alarmismo" de algunos medios de comunicación y abogaron por un "control serio" de los trabajos.
Desde la misma asociación de vecinos de Gornal, Juan Álvarez sí lanzó un reproche a Zapatero después de la reunión: "Zapatero debería haber visitado el nuevo socavón". El agujero no era menor: "hicieron falta cuatro camiones de hormigón para rellenarlo", aseguró este vecino.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 29 de octubre de 2007