Un artículo de este periódico -Educar talentos...- y la carta destacada dos páginas antes, en la edición del 29 de octubre, dan en la diana. Les felicito por su publicación. Puedo dar fe que cuanto más difícil es la disciplina que se aprende, más importante es que el talento sea despertado con mucho mimo desde un principio.
Yo enseño el violín y la viola y lo que he visto en esa materia es espantoso, casi criminal. Jóvenes talentos son literalmente triturados por una deficiente pedagogía. Los profesores encargados también han sido víctimas de lo mismo, pero obtienen sus puestos gracias a unas oposiciones absurdas, en las cuales los métodos pedagógicos apenas juegan un rol. Los resultados están a la vista. España tiene talentos a raudales, pero éstos no pueden desarrollarse en estas condiciones. Deberíamos exportar violinistas y no importarlos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 9 de noviembre de 2007