"Si no estuviéramos en un país ensimismado, ni se nos hubiera ocurrido hacer este papel", se encogió de hombros Josep Oliu, presidente del cuarto grupo bancario español y vicepresidente del Círculo de Economía, foro de élite de los empresarios y académicos más reputados. Lo dijo inmediatamente después de que la institución que preside José Manuel Lara difundiera un documento-vacuna contra el victimismo que dará que hablar. En esencia, el mensaje es: Cataluña ve desinflar su liderazgo económico y el problema no se puede despachar echándole las culpas sólo a Madrid o a los políticos.
Los empresarios catalanes deben hacer "autocrítica" y reflexionar sobre su "falta de ambición y liderazgo, que acaba reflejándose en el producto interior bruto (PIB)". Y esta ausencia se ha traducido en la insuficiencia de nuevas iniciativas empresariales "de envergadura", en una "escasa incidencia del empresariado catalán en los mecanismos de poder económico español" o en un "reducido número de grandes sedes corporativas".
Eso dice el papel, aunque los comentarios del presidente y vicepresidentes del Círculo fueron incluso más allá. "Estamos perdiendo centros de poder y de decisión económicos", subrayó Lara, y "debemos ser exigentes con nosotros mismos".
No es la primera vez que el Círculo de Economía se atreve con un documento que incomoda, como ya ocurrió en particular con su análisis de 2001, pionero sobre las infraestructuras, en el que cargaba contra el "modelo de España radial" practicado por el Gobierno de José María Aznar. Sin embargo, en este caso, quienes podrían incomodarse son algunos sectores del propio empresariado. "No queremos generalizar", subrayó Lara, pero en todo caso, añadió en alusión a posibles críticas, "tenemos paraguas y cuando llueve, nos ponemos debajo".
Artur Carulla, vicepresidente de la institución, aseguró que el documento "lleva tiempo gestándose" y lo desligó "absolutamente" de cualquier respuesta a las recientes críticas de la patronal Fomento del Trabajo a la "insuficiente" inversión del Estado en Cataluña. Aunque Lara añadió: "Llorar nunca sirve, dejemos de culpar a los demás".
El documento parte de una convicción positiva: Cataluña "puede y debe consolidarse como la gran región económica de España", y adaptarse más deprisa a la globalización. Pero para ello "no corresponde seguir responsabilizando de todos los males sólo a la política", añade.
Como recetas, anima a las empresas a superar el individualismo y a asociarse en nuevos proyectos, a arriesgar más y a internacionalizarse e innovar, además de avanzar en la profesionalización de la gestión.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 13 de noviembre de 2007