Si hay una imagen que tienen grabada en la retina varias generaciones de segovianos es la de Mariano San Romualdo, Silverio, tocando la dulzaina delante de los gigantes y cabezudos, durante las fiestas de San Juan y San Pedro de Segovia. Más de 80 años interpretando las piezas tradicionales de los viejos cancioneros, representando el folclor vivo y manteniendo la música tradicional y la danza castellana durante décadas.
El domingo, con 93 años, se apagó la poca vitalidad que le iba quedando a Silverio aunque hasta su fallecimiento estuvo prácticamente en activo; cuando recibió, en 1996, el Premio Europeo de Folclore Agapito Marazuela, Silverio fue concebido como un testigo vivo, que sin su aportación y entrega personal las nuevas generaciones no hubieran sabido lo que es la dulzaina ni el folclor castellano. Desde los 11 años, cuando comenzó tocando el tamboril, llevaba dando alegría a fiestas y romerías.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 13 de noviembre de 2007