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CARTAS AL DIRECTOR

Fatiga de las mujeres y de todos

Montpellier, Francia

Soy una de esas mujeres fatigadas. Y la fatiga no es de ahora, no es la que teníamos hace treinta años, en la época de criar y educar a los niños, luchando por mantener y disfrutar una familia y un trabajo profesional de responsabilidad. Hoy es ya la fatiga acumulada, la que nos hace pensar en la jubilación anticipada, a pesar de que ahora poseemos nuestro tiempo, y muchas ganas y alta capacidad para realizar ese trabajo.

El problema es de todos, se ha repetido muchas veces, es social y estructural: la organización horaria de las instituciones y las empresas en España es una locura, y nada hace pensar que va a solucionarse para las trabajadoras-luchadoras de hoy. Me encuentro ahora en Francia, he estado unos meses en California, y compruebo la enorme capacidad personal que se adquiere cuando se vuelve a casa a las cuatro o las cinco de la tarde.

De repente, una y uno se ven dueños de su vida y de su horario, y de su capacidad para compatibilizar, padre y madre, la familia y un trabajo de cualquier nivel de responsabilidad; todos pueden estar de vuelta a tiempo de organizar y compartir la vida familiar y de descansar ¡todos los días de la semana.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 13 de noviembre de 2007