El Gobierno apuesta por rebajar la tensión con Venezuela tras los exabruptos del presidente Hugo Chávez a raíz de que el Rey le conminara el sábado a callarse en el plenario de la Cumbre Iberoamericana, en Chile. El Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, quien ayer despachó con el Rey, entiende que hay que pasar página y restablecer la normalidad en las relaciones, aunque reclama al mandatario venezolano que ponga fin a la escalada verbal.
La posición del PP es la opuesta. Ayer reclamó al Gobierno que convoque al embajador en Venezuela, lo que provocaría un conflicto diplomático en toda regla. No era ésa la línea inicial del PP, pero se endureció ayer después de que Chávez sugiriera que el Rey estuvo al tanto del frustrado golpe de Estado de Venezuela en 2002 y de que calificara de "excremento" a Mariano Rajoy.
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El Ejecutivo, en línea con la Casa Real, ya respondió ayer que no se plantea ninguna decisión de ese tipo. Mientras se producían contactos entre los ministerios de Exteriores de los dos países, el Gobierno aseguró que "lo sucedido no va a afectar a las relaciones bilaterales".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 13 de noviembre de 2007