María Jesús Donaire, maestra de 59 años en Gibraleón (Huelva), es puro nervio y cuida, día tras día, de su sobrina de 23 años, que vive con ella, se llama como ella y sufre parálisis cerebral. Es su tutora, ya que la madre de la joven murió en el parto y su padre falleció en agosto. Tía y sobrinos, Manuel y Rocío, se organizan para cuidar de la joven y cuando están trabajando, una cuidadora contratada acude a la casa.
"A finales de julio llegó una carta de la Junta en la que se reconocía que mi sobrina era una persona con alta dependencia. Y ahora estamos a la espera de saber qué cantidad de dinero se nos va a asignar. Pero tengo claro una cosa, si muchas veces podemos afrontar las penas sin las personas queridas, sin dinero, también podemos", sentencia María Jesús.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 16 de noviembre de 2007